En un rincón donde las emociones convergen con la música, surge El Último Dinosaurio, una banda de indie rock que, desde Buenos Aires, transforma la nostalgia en arte. Este proyecto, liderado por Boika (voz y guitarra), junto a Michael (bajo) y Sebastián (batería), es un ejemplo vivo de cómo los artistas emergentes pueden redefinir la música independiente con una propuesta íntima y auténtica.

Una historia de mudanzas y raíces

El viaje de El Último Dinosaurio comienza con el éxodo personal de Gerardo Zelada, conocido como Boika, quien dejó Bolivia para instalarse en Argentina. Esa transición, cargada de emociones, fue el germen de un proyecto que explora las profundidades humanas. "A través de nuestras canciones nos permitimos sentir, conocernos mediante las emociones, aprender a disfrutar los momentos de la vida", afirma la banda, cuyas influencias van desde Pink Floyd hasta Tame Impala.

"Café sin azúcar": un sabor agridulce de recuerdos

El reciente lanzamiento del grupo, Café sin azúcar, encapsula el sentimiento de extrañar a un ser querido. Inspirada por un recuerdo personal de Boika, la canción compara la amargura del café sin endulzar con el placer melancólico de rememorar a alguien especial.

Musicalmente, el tema combina elementos de rock pop y electro pop, incorporando instrumentos digitales que dialogan con las guitarras para crear un ambiente cálido y nostálgico. "Extrañar a alguien a veces tiene un sabor amargo, pero al mismo tiempo es bonito", reflexiona Boika sobre el concepto detrás de esta oda emocional.

Un videoclip para revivir memorias

El videoclip de Café sin azúcar, dirigido por Manuel Ríos Bridoux, refuerza la conexión entre música y recuerdo. En él, una habitación íntima se convierte en el escenario donde la guitarra, las luces cálidas y la presencia imaginada de un ser querido recrean una experiencia casi tangible. Es un relato visual perfecto para quienes encuentran refugio en la música y el café amargo.

Un álbum que abraza lo humano

Este sencillo forma parte de No puedo ser normal, el primer álbum de la banda. El disco, compuesto por 11 canciones, aborda la búsqueda del ser y la angustia existencial con una honestidad brutal. La portada, diseñada por Verónica Pulfer, refleja esta dualidad: una figura en meditación que, aunque angustiada, encuentra calma en aceptar sus emociones.

"Queremos darle tiempo de digestión al disco, disfrutarlo y compartirlo con nuestra audiencia en vivo", expresa la banda, anticipando un segundo álbum para finales de 2025.

Por qué escuchar a El Último Dinosaurio

Más allá de la música, El Último Dinosaurio busca conectar con su público de forma genuina. Cada acorde, letra y producción está impregnado de una sensibilidad que resuena con quienes encuentran belleza en la imperfección. "Es una alegría inmensa ver al público disfrutando de nuestra música", concluye Boika.

Conoce más artistas emergentes

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