Por un instante, imagine usted que el tiempo no es lineal, sino un inmenso laberinto. Dentro de él, cada acorde y cada palabra forman pasillos en los que resuena la voz de Alain Minguez, creador del proyecto musical Omnia Vanitas. Psicólogo de 50 años, Minguez ha volcado en su música una visión cruda y emotiva de la existencia humana, un eco de las reflexiones que, como diría Borges, nos enfrentan a nuestras propias verdades y ficciones.
El comienzo de un laberinto sonoro
Omnia Vanitas no es una banda, sino un proyecto en solitario donde Minguez toca todos los instrumentos: guitarra, bajo, teclado, voces y hasta la programación de batería. Pero no se trata de un despliegue técnico sin alma. El nombre del proyecto, tomado del latín, significa "Todo es Vanidad", un manifiesto que se alinea con la exploración temática de las canciones: la complejidad de las relaciones humanas y las batallas con uno mismo.
Alain, hijo de españoles pero nacido y criado en Francia, comenzó esta aventura musical hace apenas un año. Su historia es un testimonio de raíces que retornan, pues aunque sus proyectos anteriores estaban escritos en francés o inglés, esta vez decidió abrazar el castellano como vehículo de expresión, añadiendo una textura aún más íntima y personal a su obra.
Influencias: Ecos de una generación
En el ADN sonoro de Omnia Vanitas convergen íconos del rock alternativo de los 80 y 90. Grupos anglosajones como The Cure, Joy Division, Radiohead y The Killers se entrelazan sobre todo cuando haces la primera escucha con la fuerza de bandas españolas como Héroes del Silencio y la frescura de Arde Bogotá. El resultado: un rock alternativo introspectivo en español, que se siente como un susurro melancólico al oído, pero también como un grito desde el alma.
"Intento expresar con sinceridad mis ideas, con mi estilo propio. Intento componer la música que me gustaría escuchar en la radio. La escena musical está dominada por el rap y la música electrónica, y hace tiempo que no me han llamado la atención o sorprendido grupos de rock, aparte de Arde Bogota, que propone un rock potente".
Crear desde el aislamiento
Alain describe su proceso creativo como una especie de introspección musical. Siempre empiezo con un tema de guitarra, explica, y desde ahí construye líneas melódicas y rítmicas, dejando las letras para el final. Esta manera de trabajar en soledad le permite un control absoluto sobre cada aspecto del proyecto, desde la grabación hasta la masterización en su home studio.
No obstante, no todo es sencillo. El reto de la autoproducción es tomar distancia de tu propio trabajo, reflexiona. Pero, como el mismo laberinto de su primer sencillo, esa soledad parece ser parte integral del mensaje y la estética de Omnia Vanitas.
Un mensaje para interpretar
En un mundo saturado de contenido superficial y de culto a la imagen, Minguez se planta como un bastión de autenticidad. No usa redes sociales para promocionarse, un acto de resistencia en una era dominada por algoritmos y selfies. La música lo dice todo y se basta a sí misma, afirma tajantemente. Y es cierto: las letras de Omnia Vanitas son deliberadamente abstractas, un lienzo que cada oyente puede interpretar a su manera.
Más allá del escenario
Aunque Omnia Vanitas aún no ha llegado al escenario, el camino parece estar trazado hacia nuevos lanzamientos. Su primer sencillo, El Laberinto, publicado el 2 de enero, es solo el inicio. Alain planea lanzar más canciones a lo largo del año y reunirlas en un álbum para finales de 2025.
Sin embargo, no se apura. La música no necesita ser original para ser auténtica, dice con humildad. Los pioneros del rock ya lo inventaron todo. Nosotros somos ecos de su grandeza.
Para los amantes del rock y la introspección
Omnia Vanitas se posiciona como un respiro para quienes buscan algo más que la inmediatez y el ruido del mainstream. Es música para quienes no temen perderse en un laberinto de emociones y pensamientos. Para los artistas emergentes como Minguez, la autenticidad es el mapa, y la música, el destino.