La música argentina está de luto. En la madrugada del 21 de noviembre de 2024, el rock nacional perdió a una de sus figuras más emblemáticas: Willy Quiroga, fundador y bajista de Vox Dei, una de las bandas más influyentes de nuestra historia musical. A los 84 años, el maestro cerró el último capítulo de una vida dedicada al arte, dejando un legado que trasciende generaciones.
Wilfrido Aníbal Quiroga nació el 17 de mayo de 1940 en Río Cuarto, Córdoba, pero hizo de Quilmes su hogar y epicentro creativo. Allí, no solo fue declarado Ciudadano Ilustre, sino que también dejó una huella imborrable como referente cultural. Su recorrido artístico comenzó en los años 60, explorando desde el folclore hasta el rock and roll, influenciado por íconos internacionales como Elvis Presley.
En 1967, junto a Rubén Basoalto, Ricardo Soulé y Juan Carlos Godoy, fundó Mach 4, que luego evolucionaría a Vox Dei, marcando un antes y un después en el rock argentino. Su obra cumbre, el álbum conceptual La Biblia (1971), es aún considerado una pieza fundamental del género. Como compositor, Willy fue responsable de himnos como "Jeremías, pies de plomo", "Es una nube, no hay duda" y "Tan solo un hombre".
A pesar de los desafíos de salud que enfrentó en los últimos años, incluyendo un diagnóstico de EPOC que lo llevó a retirarse definitivamente de los escenarios en 2024, Willy continuó inspirando desde su humanidad y pasión. Su último show, el 27 de julio en el Pub Mr. Jones de Ramos Mejía, fue una despedida cargada de emotividad para sus seguidores.
Además de su música, Quiroga incursionó en el cine, participando en Pájaros Volando (2010), una película de culto que mostró su versatilidad artística.
Hoy despedimos a una leyenda, pero celebramos su legado eterno. Willy Quiroga no solo nos dejó su música; nos dejó un pedazo de historia, un refugio sonoro que seguirá resonando mientras existan oídos dispuestos a escuchar.