Hay voces que no vienen solo a entretener, sino a testificar. Voces que nacen entre dos orillas, entre la arena y el mar, y que saben del desarraigo y la memoria. Suilma Aali es una de esas voces que emergen con la fuerza de lo inevitable. No es nueva en la escena, pero su trabajo reciente la confirma entre los artistas emergentes que hay que escuchar, especialmente para quienes buscan en la música independiente algo más que estribillos pegadizos.
Su último single, No Quedan Lágrimas , no es una canción más en el océano de lanzamientos digitales. Es una crónica emocional sobre el genocidio en Gaza, compuesta desde la incomprensión y la furia de quien asiste, impotente, a la deshumanización. La pieza, grabada junto al trío Los Álvarez en The Groove Ship Music Studio , suena como una plegaria rota, un grito que se niega a la indiferencia. La producción estuvo a cargo de Javier Sobrino y se puede escuchar en la radio online de lamusicadelgarage.org , espacio dedicado a amplificar estas voces emergentes de la música independiente.
Con un estribillo que invoca la única fuerza capaz de revertir el horror –“Amantes del amor, amando se crea amor”–, la canción se inscribe en esa tradición donde la música no es solo un ejercicio estético, sino una forma de resistencia.
El mestizaje como territorio musical.
Suilma Aali es hija de un padre saharaui y una madre gallega, y esa mezcla se le nota en la voz y en la forma de abordar sus composiciones. Su música es un mapa de viajes: desde el Magreb hasta Galicia, del bolero a la electrónica, del flamenco a la cadencia soul. Esa fusión no es casual ni impostada: es el resultado de una vida entre culturas y de una trayectoria artística que va de la danza al cine, de la guitarra a la narración.
En 2023, Aali lanzó El Final , producido por el cubano Dayan Abad. Un bolero que desafía su propia estructura y se permite jugar con los géneros, con la participación de Kiki Ferrer y los coros de Uma Roca, su propia hija. Antes, en 2019, había editado Flor Amarilla , un EP que terminó de definir su sonido mestizo y su identidad como cantautora.
Compromiso y memoria: más allá de la música
La historia de Suilma Aali no se entiende sin su activismo. Desde 2020 es la narradora del documental Ocupación SA , donde se exponen el entramado empresarial y político que sostiene la explotación del Sáhara Occidental. También compuso la cabecera del espacio Soy Saharaui , conducida por su hermana, la poeta Sukina Aali-Taleb.
A lo largo de su carrera, ha puesto la voz en eventos y festivales donde la música se convierte en trinchera: El Eventazo Feminista , Poesía de resistencia a la ocupación de Palestina , o el concierto posterior a la Marcha por el Clima en Madrid. En 2024 formó parte del Festival de Jazz de Talavera de la Reina y de la gira Ellas dan la nota , junto a Cristina del Valle, donde mujeres artistas se alzan contra la violencia de género.
Suilma Aali, entre los talentos emergentes a seguir
Encontrar nuevos y prometedores artistas en ascenso no es tarea fácil en un panorama saturado de novedades fugaces. Pero hay quienes se sostienen por la honestidad de su propuesta. Suilma Aali no solo escribe y canta: construye un puente entre la memoria y el presente, entre la tierra que le pertenece y la que le niegan.
Sus colaboraciones con figuras como Rosana, Isabel Pantoja o Nacho Campillo son apenas una parte de su recorrido. También ha estado en La Voz y Cover Night , y ha compartido escenario y grabaciones con el cineasta y cantante Javier Elorrieta.
Hoy, su voz se alza desde la música independiente para recordarnos que, a veces, el arte es la única forma de narrar lo que no cabe en los noticieros. Y No Quedan Lágrimas es exactamente eso: un lamento que se vuelve canción y una canción que se vuelve memoria.