En un tiempo donde el algoritmo decide a quién escuchamos y qué sentimos, irrumpen casi como una anomalía premeditada artistas que no responden a la urgencia del hit desechable, sino al llamado atávico de la memoria. Bell Bond es uno de esos nombres que, aunque aún figura entre los artistas emergentes, ya comienza a transitar con paso firme el panteón de lo imprescindible en la música independiente argentina.

Su nuevo single, Viejos Tiempos, no llega a gritar ni a pedir atención. Llega a habitar. Con la misma serenidad con que Borges nos llevó por bibliotecas infinitas y laberintos mentales, Bell Bond nos introduce en un pasaje melódico de rock alternativo donde se cruzan las sombras de Joy Division, las líneas angulosas de The Strokes y el temblor lírico de un diario íntimo que nunca fue escrito para ser leído. Y sin embargo, aquí estamos, leyendo —o mejor dicho, escuchando— el vértigo de crecer, el miedo a que todo termine, el anhelo de un lugar donde el tiempo, de alguna forma, era eterno.

La canción abre con guitarras que no rugen, sino que recuerdan. Hay distorsión, sí, pero no es ruido: es textura. Es el eco de veranos que ya no están, de tardes sin celular donde la nostalgia aún no era una etiqueta de Spotify, sino una sensación que dolía sin nombre. Bell Bond canta con una voz que no busca impostar, sino confesar. Y en esa confesión está su fuerza: la melancolía no como drama, sino como resistencia.

Tomás Bonini, el alma detrás del proyecto, recoge lo mejor de varias épocas: el romanticismo post-punk de The Cure, la urgencia guitarrera del garage rock dosmilero, y hasta el alma blusera que aparece en los solos cuando menos lo esperás. Pero lo suyo no es una copia, sino un ensamblaje emocional. No samplea estilos: los reinterpreta desde la herida.

Viejos Tiempos funciona como carta de presentación y declaración de principios. En un mundo que idolatra lo inmediato, Bell Bond apuesta por lo perdurable. Es una canción que no busca viralizarse, sino acompañar. Un tema perfecto para quienes alguna vez sintieron que estaban dejando atrás algo que no querían soltar. Y ahí, en esa honestidad sin artificios, reside su mayor potencia.

Para quienes están en constante búsqueda de nuevos y prometedores artistas en ascenso en diversas disciplinas artísticas, Bell Bond es una parada obligatoria. Y no hace falta buscar demasiado lejos: en lamusicadelgarage.org, su radio online suena con frecuencia esa voz que parece venir de otro tiempo, pero que le habla directamente al nuestro.

La web no es solo una agenda de espectáculos; es un refugio sonoro donde conviven proyectos auténticos, jóvenes artistas que se abren paso en la escena sin concesiones, y un archivo viviente de la música independiente que realmente importa.

Así que ya sabés: descubrí los talentos emergentes como Bell Bond antes de que lo haga el algoritmo. Escuchá Viejos Tiempos, y permitite por unos minutos mirar hacia atrás sin culpa. No para quedarte ahí, sino para entender mejor hacia dónde vas.