Por momentos, la historia parece un péndulo que oscila entre el estruendo y el silencio. En este 2025 saturado de algoritmos y promesas de éxito inmediato, Nach regresa —como Ulises en su propia Odisea lírica— con *Ruido*, el segundo adelanto de su próximo álbum. No es solo una canción; es una invocación, un conjuro contra el vértigo de la era digital.
Originario de Albacete y criado entre las calles y la luz cegadora de Alicante, Nach lleva más de tres décadas escribiendo su nombre en la piedra angular del rap en español. Desde aquellos lejanos 1994, sus versos se alzaron como testigos de una generación que encontró en la rima un refugio y una trinchera. Obras como *En la Brevedad de los Días* o *Ars Magna/Miradas* no fueron meros discos: fueron mapas para orientarse en el caos.
Hoy, Nach vuelve con *Ruido*, un tema que destila su oficio de orfebre del verso y su lucidez de cronista del alma humana. Sobre una base hipnótica y oscura, el MC despliega su arsenal de palabras para enfrentarse a un enemigo tan invisible como omnipresente: el ruido. No solo el que se cuela por los altavoces o las pantallas, sino ese zumbido existencial que nos empuja a la desconexión emocional, a la trampa de las apariencias.
"Solo escucho ruido", repite Nach en el estribillo, con la cadencia de un rezo amargo. Y en esa simple frase se condensa el malestar de toda una época. No se trata de una queja gratuita, sino de un acto de resistencia contra la superficialidad y el vacío. Porque *Ruido* no es una canción más en la lista interminable de lanzamientos: es un espejo incómodo, una llamada de conciencia que invita a mirar hacia adentro.
En *Ruido*, Nach no teme exhibir su rabia ni su vulnerabilidad. Se enfrenta al espejismo de la fama y al sinsentido de medir el éxito en likes y reproducciones. La canción es, en el fondo, una meditación sobre la alienación moderna, una búsqueda de sentido en un mundo donde todo suena y nada resuena.
Este regreso no es casual ni oportunista. Nach reafirma por qué sigue siendo un referente indiscutible del rap en español. Su capacidad para conectar con las heridas y las dudas de su público permanece intacta. Pero *Ruido* va más allá de la nostalgia: es una declaración de principios, un recordatorio de que el verdadero poder de la música —y del arte en general— reside en su honestidad brutal.
Quienes busquen en *Nach "Ruido"* una simple novedad musical se toparán con algo más profundo: un ejercicio de introspección convertido en arte. Porque en tiempos de distracción, donde las palabras valen menos que el volumen con que se gritan, Nach escoge el camino más difícil y valiente: el de la verdad.
Y quizás, en medio de todo este ruido, esa sea la única forma de seguir escuchando.